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Laudó el Presidente. Con un escenario económico que pide respuestas, para bien o para mal, Guzmán recibió la condensación del poder. Si la duda persistía por quién tiene hoy la responsabilidad, si Pesce, Guzmán, Cafiero, Todesca o Kulfas, eso quedó saldado el fin de semana, cuando Alberto Fernández le respondió a Verbitsky que Martín Guzmán, el ministro, es el que “tiene la última palabra” porque “tiene la capacidad de definir la macroeconomía”.

Fue una forma de respaldarlo, pero también de colocar en él las mayores responsabilidades en un momento en el que a la crisis cambiaria se le suma tensión económica por el desempleo, la recesión, la inflación y la pobreza. Deberá redefinir Guzmán su equipo, sus políticas y cómo será de ahora en más la dinámica con el FMI. A la vez, urgente, tendrá que delinear un plan de acción para poner en marcha la actividad y, al mismo tiempo, que eso sea lo suficientemente contundente para frenar las especulaciones.

Fernández reconoció que “el mercado de las divisas está muy desordenado” y que su objetivo es “ordenarlo”. Probablemente el FMI colabore a hacerlo. Pero Guzmán es el que tiene la última palabra.